Mucho antes de que los niños sepan leer o reconozcan letras, ya les gusta ver libros y cuentos. Para ello existen gran cantidad de libros de imágenes de objetos o temáticos con gran riqueza que no exceso (léase "buscando a Wally") de detalles. Aún recuerdo un librito donde mis niños miraban una y otra vez una lámpara, un sillón, una manzana...
Una buena idea puede ser encontrar en la realidad algunos de los objetos que hemos visto en el libro. Y luego, porque no, colorearlos o dibujarlos. Un rato de diversión y entretenimiento para ellos donde se ha reforzado atención, vocabulario, memoria, clasificación, lenguaje oral...
Dibujo de Diego sobre un libro de imágenes: "Miramos la ciudad" |
Por el contrario, los cuentos clásicos tienen un argumento con unos personajes que encarnan lo bueno y lo malo. (Cuando yo era pequeña no había lobo que sobreviviera, ahora eso parece muy fuerte y se conforman con que salgan corriendo después de quemarse el culo con el agua caliente o espantado por un cazador, je, je).
Ayudan a los niños a entender el mundo. A edades tempranas las cosas deben ser claras, ellos no ven los matices. Los protagonistas deben actuar según un modelo de maldad o bondad.
Representación del bien y el mal sobre el cuento "Las 7 cabritas y el lobo". |
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